lunes, 8 de octubre de 2012

Aplican por error eutanasia a un gato cuando iba a bañarse en el veterinario



Esta escalofriante historia viene de Massachusetts, en Estados Unidos, donde un joven llevó a su gato al veterinario para que lo bañasen, en un tratamiento habitual antiparasitario común para muchos dueños de gatos. La sorpresa llegó al esperar fuera de la sala, donde el veterinario le preguntó si quería conservar el cuerpo de su mascota. Para el muchacho al principio no dejaba de ser una broma de mal gusto pero desgraciamente pasados unos segundos comprendió que realmente se lo estaba preguntando de verdad. El veterinario había aplicado la eutanasia a su mascota, sin ningún tipo de justificación respecto al estado del animal y sin tener el permiso de sus dueños.
Al poco de conocer el suceso la madre del joven se personó en la clínica, exigiendo una explicación. La excusa del veterinario fue que había dos gatos en la consulta, donde aparentemente uno de ellos estaba para recibir la eutanasia. Después de que la madre confirmase abiertamente que su hijo solo había llevado a uno interpuso una denuncia inmediatamente. Aunque el veterinario se defendía a través de los papeles firmados por el dueño no hay explicación posible que no sea una negligencia, donde una sucesión de fatales errores llevó a la muerte a un animal que no tenía problema alguno.
Mientras el abogado del veterinario defiende que se debe esperar a conocer todo lo acontecido, surgen nuevos casos de negligencia en la historia del veterinario, situaciones pasadas que también fueron objeto de investigación. Pasó un periodo de prueba en 2005 por no cumplir las normas durante la intervención de la pata de un perro en 2002, además de acudir durante 25 horas a unas clases de educación sobre radiología y ortopedia. Sucesos que en la medicina tradicional acarrearían un terrible problema al especialista mientras que en veterinaria se asumen como errores a investigar, sin mayor consecuencia que un pequeño periodo de prueba.
De todo lo ocurrido debemos sacar la conclusión que nunca debemos firmar papeles que no hayamos leído detenidamente. El joven de la noticia autorizó la eutanasia sin saberlo, independientemente de que tuviese mayores o menores conocimientos de veterinaria. Es el experto al que acudes el que debe aconsejarte qué trabajo realizar, y confiar en él no implica el no conocer exactamente el proceso que realizará con nuestra mascota. Una dura historia cuando empatizamos con su protagonista, perdiendo a su mascota en perfecto estado de salud por culpa de un simple error que nadie podría predecir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario